Después de la noche anterior en la boda, y con una resaca importante, nos levantamos e hicimos las maletas.

En un rato salía nuestro autobús y nos quedaban algunas horas de viaje hasta llegar a Jericoacoara.

La mayoría de nosotros decidimos dejar allí los zapatos que llevábamos para la boda. En una mochila hay que aprovechar el espacio. Cargar durante 20 días con unos zapatos de tacón que ocupaban mucho espacio y que no iba a usar, no era lo más práctico.

Así que supongo que el dueño de la posada se llevaría una sorpresa cuando se encontró cuatro pares de zapatos de regalo.


  Cómo llegar a Jericoacoara

Para llegar a Jericoacoara lo ideal es partir desde Fortaleza. Tendrás que desplazarte hasta allí en autobús, coche o avión dependiendo de donde te encuentres.

Desde Fortaleza salen autobuses de Fretcar desde tres puntos de partida diferentes, podrás elegir el que más te convenga:

  • Aeropuerto Pinto Martins
  • Avenida Beira Mar
  • Rodoviária João Thomé (estación de autobuses de Fortaleza) 

Puedes adquirir los billetes a través de la web de Fretcar.

  Consejo: cuando fuimos a comprar los billetes por la web de Fretcar nos pedían el número de pasaporte, pero el campo no permitía incluir todos los dígitos. Si te pasa esto, invéntate el número de pasaporte, mete números aleatorios.

Esto nos lo dijo nuestro amigo que vivía en Brasil, lo probamos y funcionó. Cuando cogimos el autobús en ningún momento nos pidieron documentación.

Ell precio es de R$180 por persona ida y vuelta. Este precio incluye:

  • Autobús Fortaleza – Jijoca
  • Jardinera Jijoca – Jericoacoara

Cuando llegas a Jijoca, hay unas jardineras esperando que te llevarán hasta Jericoacoara a través de sus dunas de arena blanca.

Las jardineras son como una especie de camionetas que están preparadas para circular por arena, la ruta desde Jijoca hasta Jericoacoara es de caminos de tierra, arena de playa y dunas. Este medio de transporte es la única forma de llegar hasta el paraíso.

La duración del trayecto es de unas 6 – 7 horas

  Nuestro trayecto en autobús hasta Jericoacoara

Como nosotros salimos desde Uruaú, el viaje duró unas horas más.

Casi todos los españoles asistentes a la boda habían planeado ir a Jeri después de la celebración, así que los novios organizaron un autobús solo para nosotros que nos llevaría desde Uruaú hasta Jericoacoara. El viaje de vuelta hasta Fortaleza sí que lo compramos por la web de Fretcar.

El autobús salió con retraso, así que, después de mucho esperar, salimos rumbo a Jeri

Esperando nuestro autobús hasta Jericoacoara

Los autobuses de Brasil son amplios y cómodos, así que el camino no se hace pesado aunque sea un trayecto de muchas horas. Hicimos una parada para comer y continuamos con el viaje.

Parada para comer, trayecto hasta Jericoacoara en autobús Fretcar

Llegamos a Jijoca ya de noche, y allí nos esperaban las jardineras que nos llevarían hasta Jericoacoara. Sacamos las maletas del autobús y las cargamos en el nuevo vehículo.

Era mi segunda vez en Jeri, la primera vez llegué de día y la verdad es que merece la pena porque las vistas durante el camino son espectaculares. Para llegar de día hay que coger el primer autobús por la mañana temprano, ya que en Brasil a las 18:00h ya es de noche.

Este segunda vez llegamos de noche así que tuvimos que intuir el paisaje con ayuda de los faros de las jardineras.

VIDEO JARDINERAS


  Nuestro alojamiento en Jericoacoara – Hostel Pousada La Tapera Jeri.

Llegamos a Jericoacoara de noche, muy cansados después de tantas horas de autobús y jardinera, así que nos dirigimos a nuestro alojamiento para soltar las mochilas e irnos a cenar algo.

En este caso reservamos una habitación para los 6 ya que era más económico. Hicimos la reserva con antelación a través de Booking.

Nuestra posada era el Hostel Pousada LaTaperaJeri, de todos los alojamientos en Brasil en los que estuvimos durante nuestro viaje, sin duda fue el peor.

Hostel Pousada LaTaperaJeri, Jericoacoara

  Primer problema – un zulo sin ventanas para 6 personas.

Cuando llegamos nos acercamos a la recepción, donde había un chico que parecía con más ganas de dormir que de atendernos.

Nos llevó a la que sería nuestra habitación y al ver aquello no lo podíamos creer. Era una habitación de 2m2 con tres literas, ¡y sin ventanas! Cuando pensamos en compartir habitación los 6 nunca imaginamos que tendríamos que dormir tan apretados en una habitación sin ventilación.

Por supuesto en el anuncio no había fotos de esta habitación.

  Segundo problema – compartir habitación con otras personas.

Lo peor fue cuando fuimos a dejar las cosas en la habitación. El de la recepción nos dice que en esa habitación ya hay una chica, así que uno de nosotros se tenía que ir a otra habitación a dormir con otras personas. Tratamos de hacerle ver que eso no tenía ningún sentido.

¿No sería más lógico que esa chica se fuera a dormir a la otra habitación? Iba a estar con desconocidos de todas formas y así uno de nosotros no tendría que dormir solo en otra habitación donde no conocía a nadie.

Pues parece ser que en su cabeza eso no tenía lógica, él insistía en que esa chica ya estaba allí y no iba a querer cambiarse. Le dijimos que, en ese caso, nos devolviera el dinero de la reserva, pues en la misma constaba una habitación para 6 personas y no nos estaban ofreciendo eso.

  En busca de un nuevo alojamiento en Jericoacoara

Con todo el cansancio, el cabreo y la desesperación tuvimos que salir en busca de otro alojamiento. Tres de nosotros nos quedamos esperando allí con las mochilas y los otros 3 se fueron a buscar algún sitio. Al menos para poder pasar la primera noche.

Mientras esperábamos, el muchacho de la recepción se nos acercó y nos dijo que había hablado con la dueña. Le comentó lo ocurrido y que queríamos que nos devolvieran el dinero. Al parecer la dueña era una persona coherente que no quería perder a 6 clientes. Le dijo que cambiara a la chica de habitación, y que nos diera a nosotros la de 6 personas.

Le dijimos que esperara a que llegaran los otros 3. Si encontrábamos otro alojamiento no nos íbamos a quedar allí.

Pero ese día la suerte no estaba de nuestro lado… todos los alojamientos con un precio mas o menos económico estaban al completo. Aquellos que tenían alguna habitación disponible, o se salían de nuestro presupuesto o no tenían plazas para 6 personas.

Así que no nos quedó otra opción que aceptar la habitación, al menos dormiríamos los 6 juntos.

  Tercer problema – cucarachas

Tengo que añadir que los baños y las duchas también dejaban mucho que desear, pero sin duda lo peor de todo es que había cucarachas.

Yo tengo miedo, pánico, fobia (cómo quieras llamarlo) a las cucarachas, y en Brasil hay muchas y de unos tamaños que no te puedes ni imaginar, así que yo ya iba preparada mentalmente. Pero para lo que no iba preparada era para encerrarme con ellas en un zulo sin ventanas. 

Por suerte yo viví feliz mis tres noches en el zulo ajena a las cucarachas. Al parecer aparecieron varias de ellas, pero siempre me pillaba en la ducha, o fuera de la habitación y mis amigos las mataban sin decirme nada.

Me lo ocultaron hasta el día en abandonamos la posada, para que no entrara en pánico, y realmente se lo agradezco. ¡Pero todavía me muero al pensar que estuvimos compartiendo con ellas nuestro zulo!

  ¿Contratiempos? Mejor combatirlos con humor

Nos quedaban 3 noches por delante en aquel sitio, así que bueno, no pasaba nada. Tendríamos que dormir juntos en un zulo sin ventilación. Si por algo nos caracterizamos todos, es por adaptarnos a cualquier tipo de situación y por tomarnos las cosas con humor. 

Al menos estábamos juntos y felices los seis en la misma habitación.

Y esta fue la anécdota que dio título a nuestro viaje: “felices los seis” (haciendo referencia a la canción de Maluma “felices los 4”). A partir de ahí cualquier situación de incomodidad o agobio (no cabíamos ni en las camas) se convertía en bromas y carcajadas.

Aquí te dejo una foto de la habitación para que veas que no exagero. Ten en cuenta que falta una persona en la foto y que de mi rostro no conseguí sacar ni medio ojo. 

Felices los seis en un zulo sin ventilación en Hostel Pousada LaTaperaJeri, Jericoacoara

Pero nuestras caras lo dicen todo, ¿no? Si hay algún contratiempo en tu viaje, ¡lo mejor que puedes hacer es combatirlo con humor!

Al día siguiente comenzaríamos a disfrutar de aquel paraíso. Como estábamos muy cansados del viaje, después de cenar algo, nos fuimos a dormir.


Aunque lo primero que nos pasó al llegar a Jericoacoara fue el percance con el alojamiento, estábamos felices. Nos quedaban dos días para disfrutar de aquella maravilla de lugar.

Hay que intentar ver el lado bueno de las cosas y, a pesar de todo lo malo, aquello se convirtió en una anécdota que siempre recordamos con muchas risas.

En el post de Alojamiento en Brasil, te propongo otras alternativas de alojamiento en Jericoacoara.


Día 5. Ruta por Jericoacoara – Praia do Preá, Lagoa Azul y Lagoa do paraíso


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