Llegó el momento más esperado de nuestro viaje, el safari por la gran reserva natural de Kenia. Aunque en el camino desde Lago Nakuru al Masai Mara surgieron algunos problemas…


  Decimos adiós a Lago Nakuru

Nuevamente tocaba madrugar. Si eres de los que odia madrugar y quieres hacer un safari, ve mentalizándote porque durante los días de safari hay que levantarse muuuy temprano.

Recogimos nuestras maletas y después de un desayuno con vistas al Lago Nakuru, abandonamos nuestro alojamiento Lake Nakuru Lodge.

   Tienes los tipos de alojamiento que puedes encontrar en un safari en Kenia y dónde nos alojamos nosotros en el post
Vistas de Lago Nakuru desde nuestro alojamiento, Lake Nakuru Lodge
Vistas de Lago Nakuru desde nuestro alojamiento, Lake Nakuru Lodge
   No te pierdas el post sobre nuestro safari por Lago Nakuru

 


  Valle de Rift y Sleeping Warrior Mountain

De camino al Masai Mara teníamos que volver a pasar por el Valle de Rift y pudimos ver desde la ventana de nuestra minivan la montaña Sleeping Warrior, llamada así porque parece un guerrero durmiendo.

Sleeping Warrior Mountain, Valle de Rift, Kenia
Sleeping Warrior Mountain, Valle de Rift, Kenia

Aunque teníamos planeado parar en el Valle de Rift para disfrutar de las vistas y hacer algunas fotos, un problema con nuestra minivan nos hizo cambiar de planes.


  Problemas en el camino

De pronto empezó a salir mucho humo de la minivan. Por suerte aún teníamos pueblos cerca y nuestro guía, Alex, decidió parar en uno de ellos para revisar el problema.

  1ª parada – Revisamos la avería en una gasolinera 

Paramos en una gasolinera y Alex estuvo revisando la avería con algunos de los trabajadores que vinieron a ver qué nos pasaba para ayudarnos.

Gasolinera en algún pueblo de Kenia
Gasolinera en algún pueblo de Kenia

Parecía que el sistema refrigerador estaba perdiendo agua, lo que hacía que el motor se calentara.

Esperamos un rato a que se enfriara y con unas garrafas de agua rellenaron el depósito, con lo que pudimos continuar nuestro camino hacia el Masai Mara.

Impresionaba ver la cantidad de pueblos que hay por todo Kenia donde la gente vive en condiciones de pobreza extrema. Calles sin asfaltar y llenas de basura, casas bajas a medio construir y con techos de chapa, gente con la ropa y zapatos totalmente rotos o incluso descalzos….

Mercado en algún pueblo de Kenia
Mercado en algún pueblo de Kenia
Mercado en algún pueblo de Kenia
Mercado en algún pueblo de Kenia

Cada vez nos adentrábamos más en el Valle de Rift y las carreteras tan empinadas no ayudaban con el problema de nuestra furgo. Empezó a salir humo de nuevo. Seguíamos encontrando pueblos por la carretera así que volvimos a parar en uno de ellos.

  2ª parada – Taller de coches en algún pueblo de Kenia

Paramos en un taller de coches en algún pueblo de Kenia entre Lago Nakuru y el Masai Mara, donde nos trataron super bien. Todos fueron muy amables con nosotros. Bajamos de la furgo y nos ofrecieron un banco no esperar de pie, aunque preferimos no sentarnos. Nos quedaban bastantes horas de coche por delante, ¡más de las que creíamos!

Taller en algún pueblo de Kenia
Taller en algún pueblo de Kenia
Nuestra minivan un taller en algún pueblo de Kenia
Nuestra minivan un taller en algún pueblo de Kenia

Después de un buen rato revisando la avería nos dijeron que se había estropeado una tapa que hacía presión para mantener el agua en el sistema de refrigeración. Cuando el motor se calentaba, el agua se evaporaba y se escapaba por el hueco que dejaba esa tapa que no cerraba bien.

Al peder el agua, el sistema de refrigeración dejaba de funcionar y el motor se empezaba a calentar de forma extrema.

Revisando nuestra minivan averiada en un taller en algún pueblo de Kenia
Revisando nuestra minivan averiada en un taller en algún pueblo de Kenia

Solución al problema

La solución al problema era sustituir la tapa defectuosa por una nueva tapa, pero esa pieza solo la vendían en la tienda oficial de Toyota que se encontraba en Nairobi, y en esos momentos Nairobi nos pillaba un poco lejos…

Solución provisional

Tuvimos que optar por una solución provisional que consistía en:

  • Conducir despacio para no forzar el motor.
  • Parar cada vez el motor que se calentara y empezara a salir vapor de agua.
  • Esperar que saliera todo el vapor de agua.
  • Esperar a que se enfriara el motor.
  • Rellenar de agua el depósito.
  • Continuar nuestro camino y rezar para que durara el máximo tiempo posible antes de volver a parar.

En teoría el viaje desde Lago Nakuru al Masai Mara eran unas 6 horas y media, pero con este problema… ¿¡Cuánto tiempo íbamos a tardar en llegar!? 

La prueba de fuego

Todavía nos quedaba por recorrer gran parte del Valle de Rift y había cuestas muy pronunciadas. Alex estaba preocupado porque la furgo se calentara en las cuestas no fuera capaz de tirar, así que decidió ir a hacer una prueba con uno de los mecánicos.

Nosotros mientras esperamos allí en el taller charlando con los mecánicos. Si Kenia se caracteriza por algo es por la amabilidad de su gente. Nos contaron muchas curiosidades acerca del país, como se dividen los territorios, temas políticos, corrupción… Estuvimos bastante entretenidos y nos hicieron la espera mucho más amena.

Y al fin, llegaron Alex y el mecánico con la furgo y con buenas noticias. Parecía que había aguantado bien el tirón así que podíamos continuar.

Volvimos a rellenar el depósito de agua antes de salir y continuamos nuestro viaje hacia el Masai Mara. Cada nos adentrábamos más en zonas despobladas y no me quería imaginar quedarnos tirados en mitad de una carretera sin nada alrededor.

Puesto de comida en una carretera en Kenia
Puesto de comida en una carretera en Kenia

Era impresionante ver la cantidad de puntos de venta que tiene Safaricom por todo el país, incluso en zonas totalmente despobladas, encontrábamos tiendas de Safaricom. Por eso recomiendo comprar una sim de Kenia con esta compañía, siempre tendrás posibilidad de hacer una recarga o ser atendido si tienes cualquier problema. Además de tener una cobertura perfecta hasta en mitad de la selva.

Punto de venta de Safaricom, Kenia
Punto de venta de Safaricom, Kenia
Punto de venta de Safaricom, Kenia
Punto de venta de Safaricom, Kenia
Punto de venta de Safaricom, Kenia
Hasta en mitad de la nada, un punto de venta de Safaricom, Kenia

  3ª parada – Tirados en la carretera

Una hora más tarde…. volvió ocurrir. No fallaba, cada hora más o menos, teníamos que parar. Esta vez, nos quedamos parados en mitad de una carretera, nada alrededor, solo campo y vacas…

Paramos en una carretera rodeados de vacas
Tirados en una carretera rodeados de vacas

Alex estaba bastante agobiado, y no paraba de pedirnos perdón por todos los inconvenientes. Le dijimos que no se preocupara, bastante tenía él con tener que lidiar con la avería, los arreglos, y las infinitas horas de conducción que llevábamos (y que aún nos quedaban por delante).

¡Positivismo ante todo!

Hay que tomarse las cosas con positivismo. Podíamos habernos enfadado por lo ocurrido pero nadie tenía la culpa, tuvimos mala suerte y punto. Lo mejor que podíamos hacer era reírnos de la situación.

Con todas estas “paradas obligadas” estábamos conociendo la Kenia más profunda. Ya nos daba la risa cada vez que teníamos que parar y decíamos, “¡a ver qué nuevo sitio descubrimos ahora!”.

¡Para nosotros estaba siendo toda una aventura!

Minivan averiada en alguna carretera de Kenia. ¡Positivismo ante todo!
Minivan averiada en alguna carretera de Kenia. ¡Positivismo ante todo!

Pasaron varias personas en coches y motos y todas se paraban a preguntarnos qué pasaba y a ayudarnos. El problema en este caso fue que se nos gastó el agua…

Aparece nuestro salvador

Por suerte una de las motos que paró resultó ser un trabajador de un taller de un pueblo cercano. Esto no fue casualidad, se dedicaba a recorrer las carreteras cercanas al pueblo para ver si encontraba vehículos averiados. Una buena forma de captar clientes, pero también de ayudar a los demás, ¡porque a nosotros nos vino de lujo!

El chico fue en su moto a por agua y cuando volvió repetimos tooodo el proceso, luego seguimos al chico hasta su taller y allí nos dieron más garrafas de agua para lo que nos quedaba de camino.

Cuando Alex fue a pagar estuvo un rato discutiendo con ellos. No le parecía justo el precio que le querían cobrar simplemente por habernos dado agua. Después de un rato regateando, llegaron a un acuerdo y pudimos continuar nuestro viaje.

Alex seguía agobiado, y nos seguía pidiendo disculpas, nuevamente le dijimos que no se preocupara. Es verdad que queríamos llegar al Masai Mara, que era el destino más esperado de todo el viaje, pero llegaríamos, estábamos de vacaciones, no había prisa.

Carreteras despobladas

Ahora sí que las carreteras estaban totalmente desiertas. Si nos volvía a pasar… ¿qué íbamos a hacer? Alex nos transmitía tranquilidad, él conoce bien las carreteras de Kenia, todos sus pueblos y a su gente, conocía a gente en cada pueblo que parábamos.

Carretera despoblada en Kenia
Carretera despoblada en Kenia

  4ª parada – Un pueblo en mitad de la nada

Como era de esperar, volvió a pasar. Tuvimos que volver a parar. Esta vez en un pueblo perdido en mitad de la nada. Alex conocía ese pueblo y había estado apurando todo el camino para parar justo ahí.

Un pueblo en mitad de la nada, Kenia
Un pueblo en mitad de la nada, Kenia

Nos bajamos y Alex volvió a repetir todo el proceso. Esperar a que aquello se enfriara y rellenarlo de agua. Fue a pedir ayuda y más agua y en cuestión de pocos minutos teníamos a varias personas del pueblo ayudándonos con la avería.

Gente sin nada, dándolo todo

Aquel pueblo era sin duda el pueblo con más pobreza que habíamos visto hasta ese momento y ver a gente que no tiene absolutamente nada dándolo todo por ayudarte te hace plantearte muchas cosas…

Había algunos niños correteando por allí. Poco a poco se fueron acercando a nosotros y formaron un grupo alrededor. A mi se me partía el alma al verlos con toda la ropa rota, descalzos y jugando con cuatro palos.

No paraban de mirarnos. Todo el mundo nos miraba. Supongo que les llamábamos mucho la atención. Era un pueblo de paso hacia el Masai Mara, pero nadie para allí.

Un grupo de niños en un pueblo de Kenia
Grupo de niños en un pueblo de Kenia
Grupo de niños en un pueblo de Kenia
Grupo de niños en un pueblo de Kenia

Después una hora esperando, pudimos volver a la furgo. El sol y el calor ya eran insoportables.

Dimos las gracias a todas las personas que nos habían ayudado, Alex les dio una propina y continuamos con nuestro viaje hacia el Masai Mara.


  Último tramo hasta el Masai Masara

Llevábamos ya… ¿8, 9 horas de viaje? Y aún nos quedaba más de una hora hasta el Masai Mara. Aquel fue el viaje más largo de mi vida, ¡parecía que no iba a acabar nunca!

Alex nos dijo que no nos preocupáramos, que ya podíamos llegar sin tener que volver a parar porque no había mas cuestas, que era lo que más problema daba, y que conocía un atajo para llegar antes.

  ¿Cogemos un atajo?

Alex nos dio a elegir.

La primera opción era ir por un camino de cabras y lleno de piedras, era el camino que estaba habilitado para llegar hasta el Masai Mara y el que suelen seguir todos los coches que se dirigen allí.

La segunda opción era coger un atajo. Por mitad de la selva y por caminos de tierra bastante desnivelados. Nos avisó de que el viaje sería movidito pero que ahorraríamos media hora de camino.

Ya habíamos conocido la Kenia profunda, llevábamos más de 8 horas de viaje en coche, parando en lugares que nunca imaginamos que llegaríamos a conocer… ¡Hemos venido a jugar! Elegimos la segunda opción. Después de vivir todo aquello, queríamos terminar de vivir aquella aventura como se merecía, atravesando con nuestra minivan las tierras salvajes del Masai Mara.

  Atravesamos las tierras salvajes del Masai Mara

Alex se conocía todo aquello como la palma de su mano, zonas de selva absoluta, llena de caminos de tierra y de vegetación y sabía perfectamente por dónde ir en cada bifurcación.

Más de una hora atravesando por mitad de la selva. Cruzamos poblados Masai, manadas de vacas, atravesamos ríos… y todo esto pegando cabezazos por los baches y desniveles del camino. Aquí ya me dio un ataque de risa y no podía parar. No sé por qué pero muchas situaciones en las que me da por reír a carcajadas y no puedo parar, ¡y esta era una de ellas!

  Peajes en la selva

Para colmo, de vez en cuando nos encontrábamos el camino cortado por un tronco colocado a modo de barrera que nos impedía pasar. Parábamos y de pronto aparecía un Masai de detrás de un árbol para cobrarnos unos cuantos chelines por dejarnos pasar. ¡Peajes en la selva! De verdad, yo creo que en ese día ya no nos quedaba nada más por ver jajaja.


  ¡Llegamos al Masai Mara!

¡Por fin! ¡Llegamos al Masai Mara! El viaje había sido duro, casi 10 horas de coche (demasiadas), muchas paradas, muchas esperas a pleno sol… ¡Estábamos agotados! No me podía creer que hubiéramos llegado.

  Una serie de catastróficas desdichas

Al llegar al alojamiento, nos ofrecieron un zumo natural fresquito y unas toallas húmedas para lavarnos las manos. Debido al cansancio, al agotamiento y al calor, a Beni no se le ocurrió otra cosa que echarse la toalla húmeda directamente a la cara, ¡y de pronto empezó a gritar!

¡La toalla olía a menta súper fuerte! ¡jajajajaja! Imagina sus ojos cuando se quitó la toalla de la cara. Ahí me dio otro ataque de risa. ¿Qué más podía pasar? Me parto solo de recordarlo, ¡jajajaja!

  Safari por el Masai Mara

La verdad es que el día había sido para llegar a la habitación y acostarnos. Pero no… Después de la serie de catastróficas desdichas que tuvieron lugar aquel día, ¡todavía nos quedaba por hacer un safari por el Masai Mara!

   No te pierdas nuestro primer día de safari en el Masai Mara
Masai Mara, Kenia
Masai Mara, Kenia


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