Índice
Esa mañana nos levantamos muy ilusionados, ¡íbamos a asistir a una boda en Brasil!
Y no a cualquier boda sino a la de dos amigos muy queridos de nuestra familia brasileña, cuya unión tendría lugar en un sitio espectacular frente al mar.
Playa, coco y espetinho de frango antes de la boda
Pasamos la mañana muy tranquilos, relajándonos y cogiendo fuerzas para la boda, que prometía ser muy divertida.
Decidimos irnos a la playa, pero vimos algo en la posada que llamó nuestra atención.
¿Alguna vez has practicado Slackline? Se trata de un deporte de equilibrio que consiste en caminar o hacer otras piruetas sobre una cinta elástica atada a dos puntos fijos, normalmente a dos árboles.
Yo no lo había probado nunca, pero allí había una cinta atada a dos palmeras y decidimos intentarlo. Realmente hace falta mucha práctica, no fui capaz de mover el pie ni un solo centímetro sin que me agarraran, en el momento en que me soltaba… ¡al suelo!
Después de mucho practicar, sin éxito, nos fuimos a la playa, que estaba muy cerca de la posada, y nos sentamos a tomar unos cocos bem gelados (bien fríos). ¡Qué buenos estaban y como los echaba de menos! Cuando vivía en Fortaleza cada día me bajaba a dar una vuelta por el paseo marítimo mientras me tomaba un coco helado.
¿Has probado alguna vez el agua de coco? Es lo mejor para combatir el calor y tiene un sabor muy bueno, tiene muchas propiedades, entre ellas que hidrata muchísimo y facilita la digestión.
Pasamos toda la mañana relajados en la playa, bañándonos, tirados en las hamacas, y bebiendo agua de coco y cerveza para acompañar los espetinhos de frango (pinchos de pollo) con farofa que vendían en un puesto cercano.
Los espetinhos son muy típicos en Brasil y los suelen vender en puestos en la playa o en la calle. Son unos pinchos de pollo, cerdo o cualquier otro tipo de carne, también los hacen de queso. Normalmente se acompañan con farofa, un acompañamiento muy popular en la cocina brasileña.
La farofa es una harina amarilla y crujiente que proviene de la mandioca.
Puede parecer un plato muy simple pero ¡los espetinhos de frango con farofa y un poco de lima por encima están para chuparse los dedos!
¡Nos vamos de boda!
Después de pasar toda la mañana en la playa y de comernos unos cuantos espetinhos, nos fuimos a la posada, algunos a descansar un poco antes de la boda y algunas a hacer otras cosas…
Preparativos antes de la boda
Este apartado lo podríamos categorizar como “solo para chicas”. Básicamente porque dudo que los chicos os veáis en la necesidad de recorreros un pueblo entero en busca de mascarilla o acondicionador para el pelo.
Uruaú, Fortaleza y toda esa zona del nordeste brasileño se caracterizan por la fuerza con la que sopla el viento, por eso hay tanta afluencia de gente que practica surf y kitesurf.
Pues esa cantidad de viento convirtió mi cabeza en una maraña de pelo imposible de desenredar. Necesitaba acondicionador o mascarilla si quería aparecer en la boda medianamente decente.
En Uruaú solo había dos mercadinhos (mercado o tienda), fuimos al primero y no tenían ningún producto de los que andaba buscando, se ve que no es muy común quitarse los enredos en Uruaú. El segundo estaba un poco más lejos, como a 20 minutos andando, así que nos dirigimos hacia allí y por suerte tenían una especie de bote con champú y acondicionador. Me pareció de dudosa efectividad, pero era lo único que había así que tendría que apañarme con aquello.
Fueron otros 20 minutos de camino de vuelta hasta la posada, sí, un total 40 minutos. Sumémosle el tiempo posterior de lavado, desenredado y peinado para boda.
Lo que yo no sabía es que todo el tiempo dedicado en ir a comprar, desenredar el pelo, secarlo y peinarlo, sería tiempo perdido, porque horas más tarde el viento y la humedad volverían a hacer de las suyas.
Consejo: si estás en Brasil, olvídate del pelo, aunque vayas a una boda.
La mejor boda del mundo en un sitio mágico
Nos dirigimos al Hotel Boutique Zebra Beach, donde tenía lugar la ceremonia y la celebración de la boda. Como nos suele pasar siempre, llegamos con la hora justa, corriendo por la arena de la playa con los tacones en la mano.
El sitio donde se celebró la ceremonia tenía unas vistas espectaculares a la playa:
Cuando llegamos había un grupo tocando, la novia se retrasó un poco, como suele ser habitual, así que tuvimos tiempo de relajarnos mientras escuchábamos música en directo.
La ceremonia fue muy emotiva, hablaron familiares y amigos. Recordaron aquel año 2011 cuando un grupo de españoles llegó a Fortaleza para convertirse, junto con algunos brasileños, en una gran familia. Finalmente los novios se prometieron amor con unas bonitas palabras que hicieron llorar a todos los presentes.
Y de ahí pasamos al coctel y la cena que tuvieron lugar en el jardín del hotel. Era precioso y estaba decorado con mucho gusto, no le faltaba ni un detalle.
Realmente el lugar escogido era mágico. Rodeados de palmeras de donde colgaban unas bombillas blancas que creaban un ambiente extraordinario junto a una playa paradisiaca.
Cuando terminamos de cenar, nos pusimos todos de pie y comenzó la fiesta, ¡y menuda fiesta!
Gran celebración de boda
El bar donde se montó la barra libre también tenía una estética que enamoraba. Aunque fueron más las copas que la estética las que hicieron que estuviera siempre lleno de gente.
La fiesta comenzó con un grupo en directo que tocaba canciones modernas mientras cantábamos y bailábamos caipirinha en mano. Y después llegó un DJ que nos hizo bailar más aún si cabe, reggaeton, rock y algunas canciones de éxito en Brasil.
El gran descubrimiento musical fue “Olha a explosão”, al parecer fue la canción de los carnavales de Brasil 2017. Para nosotros fue nuestra canción del viaje, desde aquel día la escuchamos todos los días al menos una vez. ¡Es muy pegadiza!
Fue un fiestón, que duró horas. Y lo mejor fue compartir aquella noche y aquel día tan especial con todos ellos:
Cuando terminó el DJ, todos dimos por hecho que la fiesta había acabado, aunque nos había sabido a poco, aquello no podía terminar tan pronto. Lo que no sabíamos es que la fiesta acababa de empezar.
¡Fiestón a ritmo de batucada!
De pronto, ocurrió algo que nadie esperaba…
¡Una batucada irrumpió en el jardín tocando auténtica samba brasileña! Todos nos quedamos con la boca abierta y la música nos invadió los pies. Abajo tienes el vídeo
Y prosiguieron más horas de baile y caipirinha al son de aquella batucada. Ya lo había intentado en multitud de ocasiones durante el año que viví en Brasil, pero lo volví a intentar, quería mover los pies a ritmo de samba como hacían los brasileños.
Creo que tenía que ser muy gracioso ver desde fuera al grupo de españoles intentando bailar samba, pero lo importante es que lo pasamos de locos. Ya sabíamos que no poseíamos ese don que tienen los brasileños para moverse, así que nos reíamos los unos de los otros.
La fiesta terminó, algunos acabaron en la piscina, y otros, muy felices por aquella noche nos fuimos a dormir.
Al día siguiente salía nuestro autobús hacia Jericoacoara.
Video de nuestro fin de semana en Uruaú
Atención al segundo 43 del vídeo, con la emoción le tiro a Beni toda mi caipirinha dentro del ojo.
¡Vaya puntería! El pobre estuvo bastante rato sin poder abrir el ojo
¿Alguna vez has estado en una boda en Brasil? Si hay alguien que sabe de fiestas, de divertirse y de bailar sin fin, esos son los brasileños.
Una noche realmente impresionante, mágica, divertida e inolvidable.
Solo me queda dar las gracias a los novios por hacernos aquel regalo.
¡Suscríbete al blog para enterarte de todas las novedades!
¡Sígueme en las redes sociales para no perderte ni un detalle!
